Llevaba ya varios días durmiendo en la misma y ahora tan desconocida cama de ese ese tan conocido y nuevo hogar, intentado adaptarse a la nueva rutina, a los nuevos sonidos y los nuevos olores de lo que sería a partir de ahora su entorno.
Echaba de menos la amplitud de sus sábanas, el libro que leía todas las noches aún sin entender nada, esa descolorida manta que de estética ya no poseía nada. La vital certeza de saber que no era una mujer frágil, ni una princesa secuestrada, encadenada y custodiada por un dragón.
Pero sobretodo extrañaba ese nocturno e íntimo ritual que religiosamente mantenía con el miedo. Cuando por las noches con sólo la tenue luz de una vieja lámpara, copulaba con el silencio quedando así preñada de pequeños y grandes temores. Cuando con desespero hundía su rostro en el suave y frío pelaje del silencio. Colocaba su pecho de frente a sus garras, mientras este poco a poco iba sujetando su cuerpo por un largo rato, permanecían en esa extraña postura, ella acostada de lado, el con sus uñas como alfileres a escasos centímetros de sus sueños, advirtiéndole de vez en cuando que el sería su fiel compañero.
Pero la ausencia que le dolía como un desgarro en el alma, eran esas palabras. Esas que todas las mañanas le sonaban a guijarros en el lecho de un río y a hojarasca quebrada. Esas que le hacía sentirse arrullada como una niña pequeña en unos brazos protectores. Las que siempre le recordaban quien era, que la hacían escucharse a sí misma, y así reírse de sus propios miedos.
Y ella se dormía, feliz, con el eco remoto a cientos de kilómetros de distancia que la arrullaba con sus palabras... serenas, medidas, sabias.
Y ella le contaba... cada alegría, cada pena, cada duda. Una mancha en su suéter nuevo, una riña de veinte minutos con su jefe, un desastroso día de trabajo que acabó en una llantina inagotable.
Él entonces escuchaba, reía, minimizaba y reordenaba...
Hoy la nostalgia me apretuja el alma.
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ResponderEliminarSe me acabo el comentario anterior. XD
Llegué aquí por un comentario tuyo (y me alegra haberlo hecho). Tienes un blog precioso y tus letras son tan...
Envidia siento por no ser yo quien ocupe ese espacio. Digo esto para que no se me note lo demás... Yo.
Hola Carlos !
ResponderEliminarMe alegro de que hayas llegado hasta aquí; y más aún de que lo que has visto te haya gustado. Las visitas siempre son recibidas en este espacio.
Gracias.