Te amo





Te presentí como quien adivina una tormenta.
Me prometí entonces atreverme a soñar siempre, aunque doliera, aunque para ello hubiera que sentir intermitentes ráfagas de viento helado en el corazón ó caminar bajo el incontenible cielo que me desvela la pequeñez.

Y es que hay amores que deberían traer una advertencia de extremar precauciones. Como éste que se me ha encajado en el pecho, y enquistado en la razón.

Aún siento el mareo que me provoca tu alma telúrica y el temblor que me desata tu presencia vendaval.

Pues nada, que hoy renuevo esa promesa... me atrevo a soñar.


A.




10 comentarios:

  1. Puedo identificar en qué momento supe cuándo la amaba y cuándo supe que ya no.

    Me gusta mucho lo que escribes.
    Saludos

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    1. Y en ambos momentos Alejandro, debió haber honestidad y felicidad, creo.

      Gracias.

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  2. Disfrútalo.
    Sin miedos ni recatos.

    Besos.

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  3. Qué afortunada! No dejes de sentir!!

    Besos

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  4. Creo que atreverse a soñar siempre es el primer paso para que eso que deseas tanto se convierta en realidad. Cariño, yo también me atrevo a soñar contigo...
    Anda, baja y enséñame esos pies doloridos con heridas en los talones, que soy incapaz de verlos así sin curarlos y ponerles unas buenas tiritas. Y la fotografía es preciosa, y el encabezamiento (“¡te amo!”) compartido. Las exclamaciones las añado yo, cada vez que te lo digo...

    Un beso infinito

    Pd. Conozco un campo de espigas doradas donde podernos tumbar y contemplar sin prisa las estrellas... ¿Te vienes?

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    1. Soñemos entonces, amor!
      Y hagamos de ese campo de espigas doradas nuestra trinchera de amor, dónde quepan más de mil caricias infinitas...

      ¡Si, si voy!

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¿Y el tuyo?