Cuando no soy yo, soy más yo que nunca: es en la negación que me identifico doblemente: soy el yo que no es, el que hace lo que se espera de él, el que ha sido pero ya no es, el que se arrepiente de todo, el que se subleva a su esencia, el que huye de sí mismo y —en su huida— camina de puntillas por el intento, pero siempre tropieza y vuelve a caer dentro.
Entonces regresa hasta lo más profundo para emerger con otra sonrisa, otro aire, otro ser, extraño ser, que, al no parecerse en nada al que verdaderamente es, se contamina lo mismo que se purifica y va por ahí con un secreto incrustado, sobrado de soledades y de ecos en su regazo: visible -para algunos- sólo como acertijo.
A.
Un intrincado de claroscuros, que deja asomar a tu alma más pura cada vez que te reinventas, como de verso a verso.
ResponderEliminarMuchos besitos, bella.
Qué diera mi querida Sara, seguir siendo esa niña
Eliminarque contaba hasta cien
y el mundo desaparecía.
Bella, tú.
Sé perfectamente de qué hablas....
ResponderEliminarUn abrazo fuerte fuerte.
La vida nos hace conocedoras, es verdad!
EliminarGracias por ese abrazo fuerte, fuerte.
Yo te beso mucho, mucho.
:)
Un beso
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EliminarMuchos, pero muchos para ti.
Ser autenticamente vos. Completa, sin dobleces... Hermoso!
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EliminarAsimilada la teoría, ahora a la práctica.
Gracias por tu visita, Demian.
Un beso.
AHHHH es un acertijo..
ResponderEliminarSu prima con 18 añitos...
Sip?
EliminarSicilia, ha acertado!
Se ha ganado un buen beso...
De mi prima, claro.
Eres, única y maravillosa.
ResponderEliminarAbrazo.
Y tú, hermosa!
EliminarY yo afortunada por conocerte y tenerte cerca.
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