"esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues..."
En tardes soleadas empecé a entenderlo. Siempre había una diferencia notoria entre ellas y yo. En otras épocas en las que el bullying no era conocido como tal y al final no importaba tanto o, mejor, no se le daba tanta importancia, siempre escuchaba comentarios necios, repetidos y molestos. Esa diferencia la entendí hasta mucho después, quizá por esa tendencia mía a lo complejo.
Tal vez es porque nunca he sido inteligente, pensaba que mi corazón y mi sentimentalismo tenían un poder limitante sobre mi raciocinio, y eso me hacía diferente.El sol no es mi enemigo pero necesito una barrera para apaciguarlo, aunque me beneficia en muchos aspectos debo tenerlo vigilado, mi última prenda de vestir es una buena capa de bloqueador solar.
De pequeña odiaba los paseos en grupo, no eran tan divertidos.
Como todo niña impaciente odiaba sobremanera tener que usar bloqueador y esperar por lo menos media hora a que se absorbiera, lo único que quería era poder salir afuera y ya. No ser fiel a esas esperas me dejaba ampollas en repetidas ocasiones, ampollas que después me hacían entender la gravedad del asunto.
Sin embargo hoy tengo la certeza de que nada de lo mencionado arriba me hacía sentir ese bicho raro que simplemente no encajaba, aunque siga siendo mi piel la que me debilita. No sólo porque mi piel no produce suficiente melanina, sino porque mi piel sufre de escasez y eso lo compruebo cada vez con más frecuencia. Casi no tengo lunares, mi piel es desértica. Entonces de ahí debe venir esa tendencia a traicionarme. Es que a mi piel al igual que yo le falta orgullo y le sobra apetito. Mi árbol favorito es el sauce llorón, y lo que me afecta de él, porque todo lo que nos gusta es porque nos afecta de algún modo, no es su aparente tristeza, ni su nombre profundamente melancólico, es esa sed perpetua que el pobre tiene.
Y es que mi piel, como es mía, de tal palo tal astilla, siempre tiene hambre. Una tristeza profunda puede cerrarme el estómago pero me abre la piel. Uno de tantos médicos que he visto, me dijo una vez que el cuerpo es perfecto y sabio, que la piel deja entrar y salir lo justo, lo necesario, lo que puede manejar. Mi piel es seca y si le pongo una cantidad mediana de crema, mi piel la devora, la desaparece, se la traga. Pero también es caprichosa y a veces decide ser impermeable y a diferencia de las cremas a quienes mi piel se chupa, le da por no dejar entrar a nada ni a nadie.
Y digo que mi piel me debilita porque poseo esa necesidad innata de los gatos de ser tocados. Me restrego contra la gente, busco el contacto. Y hoy un juego de palabras me recordó que aún no estoy resuelta y que disto mucho de estarlo.
Regalos de la vida que hoy se verifican con la fácil recordación que la gente tiene a bien obsequiarme.
Que hasta ahora no ha habido nadie que logre cerrarme el abismo, saciarme el hambre, y como en estos eternos veranos secos, nunca sé qué hacer. No tengo un conjuro para la falta de caricias, no tengo un antídoto para este tipo de escasez.
Relaciono el agua con el contacto y el agua me recuerda ese derecho que nos da a mí y a mi piel de sentir sed y complacernos. Los baches emocionales, los ayunos de afecto es lo que abre mis ojos en las mañanas. Hambre. Un hambre capaz de derrotar a la poca lógica que yo poseo. De pronto no importan las justificaciones, de pronto no importa si ya no me parezco a lo que quiero ser, de pronto no importa si mi comportamiento no es ejemplar, no importa.
Porque es como un vicio. No puedo decirle que no. Nunca parece ser suficiente. Nunca me empalago. Nunca me canso, nunca me hastío y lo peor y mejor de todo es que nunca me satisfago. Y entonces entiendo porque que el verbo satisfacer sea de los más difíciles de conjugar. Y mi piel por extensión no se satisface. Y se ha vuelto sabía dentro de su condición. Se autocensura, calcula, calla, se aguanta se auto dosifica lo necesario para engañar el cuerpo, se prepara para invernar, porque a eso hemos llegado. Y cuando mi piel no consigue lo que quiere, el resto de mis órganos van cayendo por efecto dominó.
Y es que cuando yo me equivoco o me excedo, termina mi piel sufriendo las consecuencias, porque la gente cuando te conoce sabe exactamente dónde dolerte y el bloqueador sólo funciona para la luz del sol.
Con todo esto concluyo, que en el fondo necesito mucho más de lo que tengo, que hay días en que me siento, tan seca, tan impotente, como la piel que me viste y que en ocasiones es capaz (soy capaz) de conformarse con un poco de olor a lluvia y esperar a que la vida nos de la cantidad justa de agua. Ni una gota más, ni una gota menos.
A.
pasarse la vida en restriego....una bella manera de pasearse año tras año
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Oscar.
EliminarUn beso.
En la lluvia siempre hay soluciones para conformar la sed de la piel, a veces en la vida hay momentos en los que la soledad, la sed, nos deja ciegos y no encontramos respuestas más allá de dos o tres pasos pero...estamos en otoño y bajo la hojarasca seguro que hay respuestas y silencios.
ResponderEliminarUn saludo.
Desterrada de los abriles,
Eliminarhabito irremediablemente en ellos, en los otoños.
Gracias por tu visita, bienvenido.
Joder niña, cómo te amo.
ResponderEliminarBss
Eliminar:)
Sin duda caprichos de la naturaleza, que
ResponderEliminarla hacen mimosa e insoportablemente sexy.
Intuirla a mi alrededor hace que sienta envidia, ya se, que tiene sabor aceituna.
Podría habitar en su piel perfectamente,,, Sin herir çorganos vitales. Sabe?
Un Martini para empezar.
Besos hidratados
S
Estoy de acuerdo con usted, la naturaleza puede ser eso y más. :p
EliminarSabe a aceituna y es prima hermana de los celos, es una maldita, créame.
Mi piel por ahora está en proceso de renovación, cuando haya vacantes yo le aviso, Sicilia.
Un beso para ud. Y a mi deme mi martini.
Cada uno de nosotros vivimos dentro de una piel y nos regimos por un ordenador. A veces nos entran virus, pues manipulan nuestras bases de datos y nos envenenan. O lo hacemos nosotros con los demás, porque nuestra piel vive en un vecindario, en un pueblo, en una ciudad y en definitiva en una suciedad. Perdón, sociedad. Nuestra piel es el reflejo de ello como lo es la sequedad de un cultivo por la huella del sol o el ahogo de un cultivo por la furia de la lluvia.
ResponderEliminarQuizá por eso algunas pieles poseen pecas de pecado, marcas de marcado, heridas de mancillado.
¿No será en muchos casos la calidad de nuestro envoltorio una demostración física de la infinita serie de bits que nos rige? Opino que sí. ¿No se cerrará la piel y se tornará en coraza para evitar que nos vuelvan a infectar?, ¿no permanecerá cerrada hasta que tomemos las medidas de precaución necesarias para que no acaben con nosotros?, ¿quizá hasta que nos impregnemos de la crema adecuada?
Ser consciente de los peligros, estar alerta para no sufrir, corresponde a nuestra parte animal, esencial. Lo mismo que el apetito, las ganas y el hambre sin fin.
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Me ha gustado la canción que has colgado, no conocía a esa chica. Tiene los mismos giros que Julieta Venegas, y la canción es sencilla y chula :-)
He regresado a tu entrada anterior varias veces. No comentaré de nuevo hasta que yo mismo pueda pensar que mi comentario está a la altura.
Un beso :-)
Me gusta tu comentario, sobre todo la imagen que das a mi cuadrícula. Yo creo que nuestras necesidades son así cambiantes, que hay todo tipo de conexiones y voltajes y que es maduro y necesario aprender a lidiar con ellas, justo por lo que mencionas, para no (volver a) sufrir.
EliminarMe alegra que te gustara el tema. Carla Morrison, es una cantautora mexicana, con un estilo muy particular. Quizá por eso me gusta...
Ahora estoy ansiosa por "escuchar tu opinión", hazlo cuando quieras, para ciertas cosas he aprendido a esperar.
:)
Otro beso para ti.
Así parece ser hoy! Nada de lo que mencionas representa aquel parecer de antaño que lo único que ya marcaba era la distinción cualificada.
ResponderEliminarPiel y árbol, sedientos… ¿Y quién no? Si bien la tuya parece aspirar al gran oasis del desierto.
Lo innato en el gato es consustancial con el humano… Si acaso habría que saber cuál lo tiene más fácil.
Lo que sigue, Ino, el alma al desnudo. Y ahí he de reconocer que no sabría qué decir. En parte porque, tal vez, ese diálogo, que no monólogo, contigo misma requiera una respuesta propia. ¿Y quién sino podría darla?
Un fuerte abrazo, amiga.
No se puede esconder la autenticidad, verdad Ernesto. Siempre sale, hasta en las palabras.
EliminarGracias por pasar.
Te conoces tanto que entiendes perfectamente el lenguaje de tu piel. Dialoga, conversa, pelea...
ResponderEliminarComo siempre, un placer visitarte.
Besazos
Como siempre un placer sentirte cerca, mi querida María.
EliminarMás besos para ti.
Buen día Alejandra
ResponderEliminarBuen día, Iván!
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