De mi...



   

 “Soy inquieta y áspera y desesperanzada. Aunque amor dentro de mí, eso sí lo tengo.
Pero no sé usar el amor. A veces me araña como si fuese una garra"

CLARICE LISPECTOR








He pensando mucho en estos últimos días sobre la muerte. Los mismos días que he evitado escribir una elegía. 

Pero hoy fue inevitable pensar en cómo puede esta llegar sin avisar, sin darte tiempo para atar los lazos de tu vida... Y en cómo a causa de ello, destroza a los que quedan sumidos en la ausencia.

Como todos, mucho he perdido en la vida, he perdido oportunidades,  he perdido milagros, he perdido fe, he perdido amantes, he perdido maridos. He visto gente desaparecer de mi lado, de mi vientre, de mi cama porque así lo he decidido o porque la vida así lo decidió... Con y sin excusas, con y sin razones, con y sin mentiras, con y sin despedidas. 

Pero la muerte de alguien a quien amo, es por mucho más de lo que mi cuerpo puede aguantar. Siempre he pensado que la gente que está dentro de ti, en algún momento, o en muchos momentos se llevan algo de uno cuando se van, cuando lo hacen por un rato o cuando se van para siempre. 

Por eso le doy tanta importancia a no guardar los sentimientos. Por eso no me gusta prolongar los enfados. Por eso sí quiero decir "te amo", lo digo. Si quiero escribir "te extraño", lo escribo. 

Porque si alguna vez me voy (y haya o no algo después), quiero hacerlo con la certeza de que mis seres queridos sepan de lo mucho que les he amado en vida y lo poco que me han importado los detalles secundarios frutos de lo cotidiano y del roce. Porque no me gustaría que a su dolor se les sume  la sensación de "duda". Por eso creo que debemos mostrar nuestros sentimientos siempre, por ridículos que a veces nos parezcan. Los que nos rodean tienen que tener bien claro nuestro amor hacia ellos, lo importantes que fueron.

Porque debemos aprender a dar las gracias y a quitarnos las corazas.

Tal vez el hecho de haber tenido pérdidas tan inesperadas en mi vida me ha hecho pensar frecuentemente sobre mi propia muerte.  Y debo reconocer que dentro de todo lo que esta encierra lo que más me aterra es ser olvidada. 

Y el dejar un entorno roto y lleno de preguntas...



                                                                                                                
                                                                                                                         
                                                                                                                          PD. Te echo de menos, no imaginas cuánto.






6 comentarios:

  1. MMhhhh. La vida no para por nadie. Solo tienen monumentos los muy buenos o muy malos, de cuales será???

    Ahora bien esas pérdidas que tiene me inquietan.. Ha perdido maridos, amantes, fe...
    No estará perdiendo memoria?
    Con esos labios y esos ojos no la creo... Túmbese en mi sofá, le serviré un Martini y me cuenta...Hace?
    Yo estoy lleno de preguntas, no me dejará así???
    Besos curiosos
    S

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    1. Sicilia...
      Yo creo que en eso soy neutral o bien término medio. Asì que con seguridad no tendré un monumento. (Cosa que me agrada) :)
      Ay, la vida y la muerte !!
      Sin la una no existe la otra. Es verdad.
      Me ofrece un martini a cambio de contarle, qué? Jajaja tramposo.

      Besos !!

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  2. Estimada, coincido plenamente con que no hay que censurarse las ganas de decir, de abrazar, de querer, pero es mucho lo que se dice sin decir, lo que se dice con el cuidado, con los ojos, con las preocupaciones, con las sonrisas y con las lágrimas.
    Nadie de tu entorno dudará del amor que le hayas dado.

    Me gusta pensar en la muerte como el término de una etapa. Como el paso inevitable para un nuevo comienzo, pero eso es fácil pensarlo en abstracto. Cuando la muerte real se hace presente sólo puede existir el consuelo de la fe, para quienes fueron bendecidos con ese don, al resto sólo nos queda confiar en el consuelo del tiempo.

    La muerte no es un tema fácil, pero lo peor es que inexorablemente llegará.

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    1. Pablo...
      Cuanta razón tienes. Las palabras si no se acompañan de hechos, se vuelven vanas y estériles. Los actos como bien dices, son la mejor manera de demostrar nuestros afectos.
      Pienso como tú, la muerte sólo es el final de un ciclo. No morimos cuando "morimos".
      Lo malo de la muerte, es que vivimos como si esta no existiera.
      Gracias por venir.
      Un beso para ti.

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  3. Yo soy de las que no cree en el "después"...he sido una escéptica desde que tengo uso de razón...pero en cambio durante mi vida he pensado mucho en la muerte, porque he vivido rodeada de ella, como todos...

    Por eso quizás, aunque paciente y siempre discreta con la vida...he intentado vivir acorde con unos principios muy míos. Intentar estar bien con los que me rodean. Quizás también ahora...con la edad...voy dejando atrás prejuicios estúpidos y demuestro más mis emociones..."quitarnos las corazas"...que bien dicho...
    Yo estoy en ello...

    Yo creo que nadie es olvidado. Porque todos somos únicos y especiales para alguien...siempre.
    Eso es lo que creo.

    Un gran abrazo A.

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    1. Maman, mis creencias y mi dosis personal de fe no me impiden entenderte, comprender las razones por las que una persona pueda desarrollar cierto escepticismo hacia ciertas disciplinas, ya sean religiosas o de otra índole, no son difíciles de imaginar.

      Guiarnos por la vida de acuerdo a nuestros principios y valores ya no se trata de creencias religiosas sino de espiritualidad y vocación, de darle un sentido, por incongruente que sea para algunos, a la existencia. De buscar "consuelo" ante la fragilidad de la vida o ante el dolor de la muerte.

      Sabes? Yo creo que con el tiempo todos terminamos olvidando, de a poco nuestra mente se va diluyendo.
      Y como contra el olvido creo que ninguna prevención es suficiente...
      Quitémonos las corazas y demostremos nuestros afectos.

      Gracias nuevamente por estar aquí.
      Otro grande abrazo para ti.

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¿Y el tuyo?