Llevo un invierno de sequía en las palabras y afuera no ha hecho otra cosa más que llover. Y a mi, a menudo se me empaña de gotas de lluvia la mirada.
Mi cama se hunde en aguas ausentes que colman los huecos nocturnos y hoy, la primera noche cálida de lo que parece que será una primavera fructífera, me siento a escribir.
Escribo porque no logro complacerme; escribo porque me es imperativo; escribo porque no depende de nadie más que de mí; escribo porque me quiero leer; escribo porque no sé organizar mis ideas; escribo porque me quiero repetir.
Dejé abiertas las ventanas de mi pecho y las corrientes provocaron ráfagas de lluvia que han empapado de vida a esta noche que tiritaba de soledad esperando a que alguien le acompañara.
He pasado una temporada entera sedienta y tengo mucho que decir porque en el fondo necesito mucho más de lo que tengo, porque hay días en que me siento tan sola, tan seca, tan quieta, tan impotente, que no soy capaz de conformarme con un poco de olor a lluvia y me siento a esperar a que la vida me empape lo suficiente y me ponga a la deriva hasta que entienda que no soy el remedio de nadie pero sí mi propia medicina.
Me conmueve la fuerza que tiene la vida; entiendo que no soy dueña de nada y cada día me hago más y más pequeña. Tiemblan los cimientos de los años vividos, sé que me estoy perdiendo en la distancia y que estoy dejando la vida pasar por egoísmo... meto el freno. Lloro de felicidad, de rabia y de preocupación pero ya no por tristeza ni soledad. Hago las cosas mal y las seguiré haciendo mal, aunque cada vez mejor.
Tengo sed de ahogarme sabiendo que ni las dimensiones de mis labios me salvarán del asfixie inminente, sabiendo
que el agua escalara mi cuerpo pequeño retando mi gravedad y provocando mi incapacidad de encontrarme el centro, porque detrás de mi ombligo sólo tengo eco, el retumbe triste de un jarrón vacío.Y de repente siento que vivo en una pecera de agua salada con colores imposibles y un mar de mentira porque solo puede ser ficticia la inmensidad de este te amo... porque no hay unión más completa que la del agua... todos los ríos, los mares, todos los océanos, todos los lagos todas las lágrimas están conectados y son en realidad una inmensa gota de vida que me grita...
Bucea, sumergete, escúchate, golpea el agua con tus manos, hazla sonar, siéntela, participa de sus latidos...
A.
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