Qué difícil se me hace poner palabras a mis sentimientos... hoy sólo puedo cerrar los ojos, enmudecer y con tu eco, sentir... sentir con el alma!
Llevo muchos caminos recorridos y no restaría ni uno sólo de mis pasos, carreteras con baches, largas rectas, curvas interminables, días con sol, lluvia y claro de luna. Siempre tratando de sortear las piedras grandes, las hierbas altas, retando mis capacidades...
Pero a veces la vida nos coloca sobre brechas intransitables, y nos obliga a caminar por lugares oscuros, sumergiéndonos en pantanos profundos, con la única opción de enfrentarnos con lo peor de nosotros mismos.
No han sido grandes días, esperaba que todo fuera perfecto y lo único que hice fue atascarme.
Pero poco a poco salgo del charco, comienzan a fluir las cosas. Atrás quedaron los silencios insufribles, y las brutales luchas internas. Resulte lo que resulte seguiré como hasta ahora, amando mi vida.
He comenzado por simplificarlo todo, rodearme de mis pocos y grandes amigos, de esos que es fácil distinguir cuando realmente te encuentras solo. Hermanándome con la oscuridad que a veces me envuelve, meditando sin importar si lo hago bien o mal, sólo escuchándome, sólo observando ese enorme hueco que hoy por hoy ilumina todo mi ser.
Asumo que hoy camino sin rumbo alguno, y aunque el tiempo apremia, ya no hago planes, ya no hay fechas anotadas, sólo sé que llegarán esos días... sin planificar nada, sin querer controlarlo todo, vestida de soledad sin más abrigo que mi propia piel, buscando calor y cobijo en mi intuición, esa que es tan prodigiosa, sin exigencias, sin buscar la perfección y aunque suene a paradoja... en espera a que mis pasos los guíe la vida.
A.