Sentir la vida, como quien siente el frío:
sentirla para escapar de las cenizas.
Sentirla la vida:
en las miradas, en las caricias y en las mentiras
Como si fuera viento,
como si fuera piel,
como si fuera huesos.
Mirar más allá de nuestros vanos esfuerzos,
de nuestros propios límites, de los intentos.
Sentir la vida en las caídas, en las grietas
en los desvelos.
Cabalgar el miedo sobre el lomo del desconcierto.
Lamer heridas, sentir deseo.
Disfrutar cada paso, cada juego.
Vivir como mandato y sentir por mandamiento.
Abrir los ojos sin cuidados ni recelos.
Sentir la sangre inundando nuestro cuerpo,
el aire que golpe a golpe, alimenta al niño que llevamos dentro.
Sentir la vida, mirarla de frente.
mecerla en brazos, cantarle nanas, y confesarle nuestros miedos.
Como si fuera ruido
Como si fuera mareo
Desasosiego.
Sentir la vida como la niña que tuve dentro
Perderla como a ese pedazo de cielo
Como perder un seno ó miles de versos
Sentir la vida y echarla de menos
Sentir ese desgarre por dentro
el sangrado que empieza de a poco
el temor que empieza como un golpe certero
como si fuera un sueño
que lo inmuniza todo
como si fuera ese camino que nos lleva de regreso
Sentir la vida...
como quién siente el miedo
como extranjero en un país sin dueño
sentir la injusticia
sentir los celos
Sentirla de cerca, sin la presbicia
de quien nos mira de lejos.
Sentir la vida...
como agua entre las manos
con sus llegadas y partidas
con sus laberintos y senderos
Sentirla:
de un solo trago,
a sorbos lentos.
Como si fuera río o montaña
como el hambre o la guerra.
Como el mar que adivino entre tus dedos
como ese azul añil de tus ojos negros.
Sentir la vida y sentirla vibrar
sentir dolor, rabia, desconsuelo.
Como todas las olas del mundo
pero en un solo mar.
Como se toca el cielo...
y rozamos el infierno.
A.