La verdad y la realidad...
son vicios muy caros.
Te conviertes en mi antídoto,
omnímodo, eres mi anti todo,
lo maldito y lo bendito,
lo celeste y lo terrenal.
Y solo tú me libras de todas mis
culpas: las absolutas, las perennes
e inmediatas.
Y mientras duermes,
déjame seguir mi circunloquio,
me conviertes en una gran fantasía,
cual súcubo derrotado,
sacrificado, sin indulgencias.
Quiero tener todo de ti,
tu parte mejor y tu peor complemento,
tu todo y tu nada, y así, viril te sacralizo.