Podría escribir para ti aquí y ahora, de repente, articularía con precisión cada una de las letras que conforman tu nombre para que supieras que sin duda me dirijo a ti... valerosa, como sin miedo.
Sí, siento miedo. Porque me dejaste sola, sentada bajo el naranjo, contando nubes y viviendo amaneceres. También atardeceres.
Si vinieras, crearía para ti el escenario más digno, por ejemplo, te presentaría la casa que arreglé para ti una tarde de abril, es linda. Y el jardín con sus árboles, porque a mi también me gustan mucho los árboles, los desnudos de otoño aún más.
Y cocinaría para ti arroz salvaje, escogería algún vino y de postre arándanos en salsa dulce de fresas. Cenaríamos en el jardín, en espera de una hora generosa de sol. Luego te llevaría a pasear por las calles de la ciudad, y por aquellos secretos que afloran sólo cuando yo las camino.
Y en ese hipotético escenario, que sin lugar a duda sé que te gustaría y que a su vez reside en este hipotético escrito, me presentaría ante ti sin saber qué decir, más muda de lo que siempre fui, recogería una hoja del suelo y con ella entre las manos jugaría reprimiendo con torpe discreción mi intento secreto por tratar de revivir viejos momentos, pero no te darías cuenta de eso, porque tu no miras mis manos.
Un fuerte nudo se posaría en mi garganta, impidiéndome emitir sonido alguno. El frío recorrería mi sangre tornándola frágil, delatando el ayuno de mi piel. Absorta contemplaría el horizonte, buscando tu rostro cada vez más lejano; atenta escucharía el rumor del aire, buscando una voz cada vez más tenue. ¿Entenderías, acaso, lo que trato de decirte al citarte en este sitio tan mío, ausente de tiempo, sin pasado y sin futuro?, pareciera demasiado pronto, o demasiado tarde, o demasiado inútil, ¿te marcharías, acaso? Entonces tan sólo te miraría alejarte, al anochecer, entre el monte crecido, desplegando tus alas inmensas, siguiendo con la mirada tu estela bajo la luz de la luna. Por última vez miraría tu ceño fruncido desbordando la noche oscura, tu melodía rehaciendo el mundo (mi mundo). Desearía, sin reparo, ir tras tu estrella eternamente, desearía ir, desearía estar, desearía ser... si me pareciera al menos un poco a ti, si fuera al menos un poco como tú...
Un ave como tú.
A.