Tengo miedo de querer estar siempre, de tu poder de despertar memorias largamente olvidadas, de descubrir que me has dejado sola, de mis heridas de tu puño y letra, de cerrar los ojos y palpar tu ausencia, de escudriñar mañanas en busca del aroma de tus manos, de amarte a pesar de los imposibles y los nuncas, de no poder cumplir la promesa que no te he hecho todavía, de mirar hacia el abismo y no hacía el otro lado, de amarte como te estoy amando.
Si, tengo miedo y no me avergüenza confesarlo.
A.